Cómo Amar la Vida intensamente sobreviviendo a 7 ingresos en un psiquiátrico por Trastorno Bipolar. (I)

.

.

.

EDICIÓN de Marzo 2023:

El título de esta entrada puede asustar un poco. Sin embargo parece que mis ingresos han quedado muy atrás ya. 5 años hace del último justificado. El anterior (hace 3 años) no lo cuento. Me armé de paciencia ante un ingreso que jamás debería haberse producido. Llevando una vida sencilla, relajada y placentera me cuido mucho de que siga siendo así.

Este vídeo representa cuanto tengo por decirle a la Vida en este momento de la misma, cuya autora, la inmensa GENIO Violeta Parra, por cierto, también tenía t. bipolar:

.

.

.

.

 

«One Life. Live it.» Lisboa 2017, by n0sce

.

Deseandito estaba de levantarme a escribir esta entrada, apta tanto para mis qüeridos amigüos bipoleitors como para los vulgares y muchíiisimo más aburridos neurotípicos 😛 Y deseandito estaba porque, ya os lo suelto a bote pronto, hay dos vías para llegar a lo-que-sea-que-es Eso: la Gratitud y la Generosidad. Ahora me toca lo segundo, así que me froto las manos.

Ojito al título de esta entrada, que, a priori, no puede aparentar ser más ñoño-bluf. Y nótese que no he dicho «Cómo ser feliz…» sino «Cómo Amar la Vida…».

Y ej que mil libros de autoayuda-de-cuchufleta (no los denosto todos, empero…) nos enseñan a ser «felices» (dichosa y manoseada palabrita) pero los menos a «Amar la Vida intensamente (en Plenitud)». Lo primero es pasivo, es algo que a uno le «sucede» como «consecuencia» de algo externo, mientras que lo segundo es activo e incausado: acontece simplemente porque sí y porque es deseo de uno que así se manifieste.

Vamos al meollo, porque los primeros que estaréis deseosos y quizá un tanto ojipláticos ante la lectura de la bellísima prosa que me karakteriza, seréis los propios bipoleitors: ¿se puede Amar la Vida intensamente después de la graciosa Lotería con que hemos sido a-graciados? Pues mireusté, es mi opinión la-de-que sí. Y no sólo es mi opinión sino que también es mi experiencia vital. Si permanecen atentos a sus pantallas descubrirán porqué.

Allá por 2006, residiendo yo en Londres, en la «cúspide» de mi vida profesional, sentí que lo había «conseguido» (atentos, bipoleitors: benditas palabras las de «conseguir» junto a la de «logros»… O más bien, especialmente malditas y ponzoñosas para nosotros) «todo», después de que me contrataran como Ingeniero de Soporte Global para toda la zona de EMEA (Europe, Middle East y Asia).

.

.

Nótese el pequeño dato de que yo NO soy ingeniero: con 17 añitos descubrí el maravilloso mundo de las redes telemáticas y más tarde en la Universidad, haciendo Ingeniería de Sistemas Electrónicos y me metí de cabeza a aprender todo lo que pude sobre (in)-seguridad de redes y sistemas, hacking, a lo bestia y tal… (como buen proto-bipoleitor).

Los libros de la Uni ni los tocaba. Visto que me importaban una kk los anillos algebraicos y sí muchísimo más cómo conseguir acceso de administrador de sistema en el ordenador central del Centro de Cálculo de la Uni (y más lindezas que no toca ejplicar ahora), decidí dejar la Universidad y me puse a trabajar de Sysadmin en una consultora de Internet de los tiempos pre-burbuja. Bien, el caso que nos okupa es que no tengo titulación alguna. So what.

Empero, sin embargo y no obsta-ne-te, después de pasar una criba técnica por teléfono, fui a hacer la entrevista con el Excmo. Señó Director Londinense de Soporte Global para EMEA. Después de la entrevista me presentaron uno por uno a todo el equipo de soporte en todos los idiomas y me despedí del Excmo. Señó Director Londinense de Soporte Global para EMEA. A los 10 minutos de salir de allí me llama el recruiter y me pide que vaya a verle a las oficinas. Llego. Me dice el recruiter:

«José, me ha pasado contigo lo que no me ha pasado con nadie desde que llevo reclutando a ingenieros para la empresa. Me ha llamado inmediatamente el Excmo. Señó Director y me ha dicho: «NO LE DEJES ESCAPAR.»

Joder, en ese momento, el ego de José —poniendo cara de póker— estalla por los aires —como lo hace en este momento para que mis lektores vean lo más-mucho-importante que soy—. Salgo de la oficina y en medio de la calle, maqueao de traje, corbata y maletín me echo a llorar de alegría procurando que nadie me vea: mi sueño, conseguido.

Pues bien: que sean concedidos todos tus deseos, dice una maldición china. Dicho y hecho: después de 1 año apagando fuegos a escala internacional durante 8 horas al día, con un stress extremo (nuestro —el de los bipoleitors— veneno nº1), peté. Envié este correo electrónico a todos los altos «mandos» de la empresa con copia a los más de 2.000 trabajadores repartidos por el mundo. Al loro con la redacción porque, según mi particular percepción de la Belleza, es pura poesía escrita en plena manía de bipoleitor, of course. Me echaron al día siguiente, ¡nos ha jodío!. 🙂 Si hubiese aguantado 1 día más, me hubiesen hecho fijo, pues se hubiese cumplido 1 año desde mi contrato y, como tal, hubiese sido más difícil que me echaran, pero mi incosciente eso no lo sabía y decidió liberarme del pesadísimo yugo de ese curro a la de ¡ya!.

Desde entonces —han pasado casi 15 años—, no he vuelto a trabajar. Tal cual. El stress intensísimo que viví me provocó un profundo trauma y ansiedad y un rechazo visceral a cualquier tipo de posibilidad de futuro stress laboral. Y no sólo me provocó un trauma sino que barajo la muy posible posibilidad de que ese stress fuese el detonante o trigger de mi Trastorno Bipolar, pues esa fue la primera manía de cuantas habrían de venir después. No dejo de lado el posible papel de mi intensísima experiencia con hongos de 2 años antes, empero.

.

.

Después volví a España, vivo una segunda «psicosis a filiar» (es decir, de origen desconocido) donde estuve ingresado 3 días y más tarde, en 2012, tras mi segundo ingreso y más largo, me diagnostican Trastorno Bipolar de tipo I. Los dos años siguientes son un verdadero INFIERNO para mí. Siento que no siento: es decir, una anhedonia brutal, una incapacidad total para sentir placer por cualquier tipo de estímulo que previamente me entusiasmaba como escuchar música, leer un libro, ver una película… nada. En otras palabras: entro en depresión hardcore con ideaciones suicidas constantes. Imaginaba continuamente que me pegaba un tiro en la boca u otras formas de morir o que saltaba por la ventana en medio de la noche y eso me aliviaba, me descargaba un poco de la tensión y desesperación en las que vivía. Con esto quiero decir que, por desgracia, yo también lo que es estar en el hoyo, y con esto, me dirijo a mis compis bipoleitors.
.

.
Lo que me ató a tierra fue pensar en el sufrimiento que podría inflingir en mis seres queridos. Lo digo por si a alguien le sirve. A mí me sirvió.

Así que he estado en el hoyo, lo cual me da cierta autoridad para no hablar de oídas. Vale.

.

.

.

Fast forward algo más de media década y 5 ingresos más después, 2020. Gracias a un cambio de medicación (y al acompañamiento de mi padre y de D. [¡te quiero, tío!] en tantos y tantos paseos) las depresiones remiten. Eso me permite remontar un poco, sin embargo, mi problema central sigue estando ahí y persiguiéndome tras cada decisión bloqueada: ¿Qué voy a hacer con mi Vida?

 

Hasta que un buen día, un amigo, paseando por la bella y santanderina playa del Sardinero me pone los puntos sobre las íes y los rabitos de las tés sobre las tés, haciéndome ver que a lo mejor y sólo a lo mejor debería re-evaluar mis NE-CE-SI-DA-DES. Importante dato éste, el de las NE-CE-SI-DA-DES. Así lo hago y, bajando el listón de las negativas y dándole verdadera importancia a las positivas, me doy cuenta de que, en realidad, YA lo tengo todo: no puedo ser astronauta pero puedo descubrirme paseando —flaneando— sobre este otro astro que también es la faz de la Tierra —todita para mí solito o no tan solito o, acaso junto a algún que otro flaneante más…— durante el resto de mi Vida. Woah. Casi ná.

.

.

.

Así que, nada, en re-evaluadas las NE-CE-SI-DA-DES, entramos en el importantísimo capítulo de las RENUNCIAS.

¿Necesito trabajar para sentirme realizado? Respuesta: NO, dada mi circunstancia personal, afortunadamente no lo necesito para sobrevivir. Mi realización personal —y ni muchísimo menos la espiritual— no depende de un trabajo bien hecho. Eso se lo dejo a los opusinos. Dado este salto al vacío y aceptada esta RENUNCIA, de la que me ha costado 15 añitos nada menos darme cuenta, el resto es coser, cantar y danzar al son que más calienta.

Dato: si no lo necesito es porque AL BAJAR EL LISTÓN DE MIS NE-CE-SI-DA-DES a la mínima expresión, todo se torna cristalino como el agua clara. Mi circunstancia vital es muy particular: tengo techo bajo el que dormir pagado hasta que me muera, unos mínimos ingresos mensuales (452 euros por mi «»»discapacidad»»») para comer y hasta para darme algún pequeño «capricho» si así lo deseo. Si a eso le añado que la relación con mis padres es excelente entonces lo que deseaba estaba completamente al alcance de mi mano. Pero, ¿qué pasa? ¿Por qué no lo vemos? ¿Por que nos encontramos con un punto ciego de nosotros mismos? Pues, he llegado a la conclusión de que las más de las veces es por

.

MIEDO:

.

al qué diré yo de mí mismo, al qué dirán los demás, mis «amigos», mis «vecinos», a la pobreza, al fracaso, a mi autoimagen… «Fíjate, el José, ese que llegó tan «»»alto»»» y mira ahora dónde está.» Nuestros particulares demonios personales en forma de vocecitas en la cabeza que nos impiden ver lo AUTOEVIDENTE: que, en realidad, salvo a no más de 10 personas (y me quedo larguísimo), NO LE IMPORTAMOS VERDADERAMENTE A NADIE MÁS. Entonces… ¿para qué narices vamos a preocuparnos por la mirada de El OTRO?

Pero yo eso no lo veía, me creía TAAAAAAAAN importante y con un papel TAAAAAAAAAAN fundamental a representar en esta risibilísima Gran Obra de Teatro que nos ha tocado interpretar. Las dos bestias salvajes que me han rondado desde siempre: el ORGULLO y la VANIDAD, of course. Ahora puedo seguir mostrándome orgulloso y vanidoso si así me place —o incluso hasta dejar ver la genuina humildad presente tras muchos de mis actos—, pero ya desde la CONSCIENCIA, lo cual es otra cosa completamente diferente.

Y liberado de la NE-CE-SI-DAD (en negativo) de trabajar se cuelan por el mismo agujero todas las otras necesidades asociadas al curro: ¿Necesito pisarle el acelerador a tope a un tren de Vida que al final me va a MATAR de todas formas? No, gracias, pseudoimportante sí, pero gilipollas lo justito.

Desapareciendo las necesidades negativas se tornan más evidentes que nunca las positivas, a saber: NE-CE-SI-TO como el comer el APRENDER continuamente. Y NE-CE-SI-TO la música. Para de contar.

¿Qué necesito para satisfacer ambas?: TIEMPO para mí solito. Como si viviera en unas vacaciones perpetuas, vamos. Del cual ahora dispongo más que nunca, claro. SOOOOLUCIONADO.

Pese a que esta sensación me viene desde la experiencia con hongos, ultimamente también estoy comenzando a sentir de forma más intensa una NECESIDAD por darme a los demás. Si no lo he hecho hasta ahora ha sido por pereza más que por otra cosa. O no: o acaso cuando la necesidad es muy intensa esa pereza se desvanece, of course. Señal de que no era tan intensa esa necesidad. En la vida «real» ya he dado algún que otro pasito —aunque un tanto torpemente— en esta dirección. En la vida «virtual», mejor o peor, aquí estoy, procurando inyectar un poco de Honestidad y Consciencia en los engranajes de la Máquina, a ver si entre todos conseguimos que se gripe de una vez. Y si no lo conseguimos, al menos reiremus en el camino.

.

.

¿Y ?

¿Has pensado en cuáles son tus

VERDADERAS NECESIDADES?

.

.

«No es más rico quien más tiene sino quien menos necesita.»

 

.

.

A partir de entonces la CLAVE definitiva para Vivir intensamente:

.

.

DEJARSE LLEVAR.

.

.

.

.

.

.

 

 

 

Sigue en:

¿Quieres la Iluminación?

Cómo un bipolar hackeó la Vida para diversión y beneficio. (II)

.

.

.

7 Replies to “Cómo Amar la Vida intensamente sobreviviendo a 7 ingresos en un psiquiátrico por Trastorno Bipolar. (I)”

  1. Maniel dice:

    Llevo más o menos desde 2005 encontrándome contigo en distintos espacios digitales. decondicionamiento.org, Lab 137, .El podcast aquel con Miután y cia, este blog…

    Le gusta a 1 persona

    • n0sce dice:

      Hola Maniel! Además de tener buen gusto, tienes un blog muy chulo, enhorabuena!

      No sabes la alegría que me da leeros a los que asomáis muy de vez en cuando la patita por aquí. Y últimamente ya sois un pequeño puñao. ¡Bien!

      Tengo un par de preguntas para ti: ¿Qué te ha hecho quedarte? Porque, he calculado que, por el número de visitas que ha tenido este blog desde sus inicios, tan sólo 1 de cada 50.000/100.000 visitas permanece después como lector. Lo cual, a mi ojos al menos, es flipeiting y, a la vez, una techno-minoría-friki decantada con mimo y de la que me siento muy orgulloso, of course! 😆

      Y la otra: ¿Cuáles son tus NE-CE-SI-DA-DES?

      salud!

      Me gusta

  2. Cuando dejas salir al novelista que llevas dentro el mundo es mejor.

    Este pequeñííiiiiiiiiiiiiiiismo detalle:

    ¿Necesito trabajar para sentirme realizado? Respuesta: NO, dada mi circunstancia personal, afortunadamente no lo necesito para sobrevivir»

    Esa fina línea, amigo. Sé que se suele confundir la mandaga de esa línea arriba. Pero aquí tienes alguien que te recuerda, once again, que hay quien tiene por techo lo que para ti es suelo.

    Keep calm & publish the novel!

    Le gusta a 1 persona

  3. Gabriel dice:

    Hola José. Cómo estás? Acá saludando desde aryentain. Jeje.

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario

Crea una web o blog en WordPress.com