.
.
.
No dejaba nada detrás de mí, había cortado todos los puentes y no me importaba un carajo nada de nada.
No sabia a donde ir excepto a todas partes.
Estaba llorando.
- ¿Qué coño? Pero si tú nunca lloras…
-
¿Crees eso? ¿Por qué piensas que nunca lloro?
-No tienes bastante sensibilidad para llorar.
Todavía nos quedaba mucho camino. Pero no nos importaba:
.
.
la carretera es la vida.
.
Jack Kerouac, On the Road.
.
.
Descubre más desde Sé y Haz.
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.




Comentarios recientes