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Pasó ya el tiempo de esperar la llegada del tiempo, el tiempo de
ayer, hoy y mañana,
ayer es hoy, mañana es hoy, hoy todo es hoy, salió de pronto de
sí mismo y me mira,
no viene del pasado, no va a ninguna parte, hoy está aquí, no es
la muerte
—nadie se muere de la Muerte, todos morimos de la Vida—, no es
la vida
—fruto instantáneo, vertiginosa y lúcida embriaguez, el varío
sabor de la muerte da más vida a la vida–,
hoy no es muerte ni vida,
no tiene cuerpo, ni nombre, ni rostro, hoy está aquí,
echado a mis pies, mirándome.
¿No hay salida? Octavio Paz
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