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Hola, querid@ desconocid@.
No me vas a conocer aquí.
En la vida «real», nadie puede tener 500 «amigos».
Nos conectamos con vidas que no son las nuestras para cubrir vacíos trascendentales, «gaps» metafísicos, saltos a Abismos emocionales… Y para crear ilusiones de pertenencia. Huimos de la soledad porque la soledad de lo «virtual» nos asusta: porque sentir la Sombra de quien Somos nos asusta, porque enfrentarnos al terror que nos provoca el Ser quien se Es en nuestra más radical TOTALIDAD —sí, esa capaz de pintar Capillas Sistinas, de catapultarnos a la Luna, de escribir
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“Sueñe lo que sueñe, siempre me quedo donde estoy”,
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de parir a Miguel Hernández o de componer la Misa en Si menor, BWV 232 y *a* *la* *vez* preparar jabones con la grasa de vísceras de judíos, zíngaros y masones— hace reverberar miedo en cada vello de nuestra intimidada piel.
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Ser Humano, sí.
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Qué gran RESPONSABILIDAD.
Y qué gran OPORTUNIDAD para inyectar Verdad, Bondad y Belleza en los engranajes de La Máquina.
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Si llegados hasta aquí estás valorando si añadirme a tu lista de «amigos», haciéndote r.e.s.p.o.n.s.a.b.l.e de todo lo anterior, es decir, de tu más Grande Humanidad, compartiendo así tus Luces y tus Sombras para conmigo y para con El Mundo, esto es, salvando Abismos de piel a piel, entonces…
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[Mensaje de bienvenida visto en un perfil privado de fuckbook: El mío.]
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Sé y Haz. 
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